viernes, 23 de septiembre de 2011


Javier Heraud




       Javier Heraud poeta pertenece a la estirpe de Bolívar y el Che Guevara: hombre de letras, tuvo que ser también hombre público. Su limpia voz juvenil (cantor de la vida, profeta de su muerte, leyenda viva en el Perú), su sarcasmo antiburgués y sus parábolas alimentan aún hoy una literatura americana que busca su identidad.

       La voz de orden era clara entonces: se estaba a favor o en contra de los pueblos oprimidos. En esos años duros, ricos y sin tregua, las crisis de conciencia y las reubicaciones ideológicas y estéticas eran numerosas, los temas se modificaban en un notorio (y no siempre consciente) propósito de echar raíces en territorio latinoamericano. El creador parte virtualmente de cero. Nuestra tradición sucedió prácticamente ayer y, en consecuencia, no podemos invocar los hechos de la víspera como arquetipos inamovibles, como valores definitivamente establecidos. Mientras que el escritor europeo tiene un amplio y seguro legado, debidamente fichado, analizado, bien condicionado, y está en inmejorables condiciones para efectuar referencias sumarias del mismo, su colega latinoamericano, en cambio, se encuentra en plena construcción de ese legado.

       La personalidad humana de Javier Heraud no fue menos singular y atractiva que la artística. Testigo de un mundo injusto y desgarrado por la confusión, eleva su voz impregnada de amor y pureza hacia todo lo que le rodea: amigos, mar, ríos, naturaleza, patria, continente. Humanidad y contemplación. Aunque más tarde sienta que "Luego supiste que la vida es soledad entre los hombres y soledad entre los valles". Si no se puede cambiar la vida, si la vida no es encuentro, reunión, al menos que se advierta que eso es una injusticia, o que —al menos— podamos hacer nuestras las palabras de Javier:


“No deseo la victoria ni la muerte,
no deseo la derrota ni la vida,
sólo deseo el árbol y su sombra,
la vida con su muerte”
                                          Convertirse en lo que uno es.
                                                  Eso es todo.

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