jueves, 13 de junio de 2013

¿Quién se ha llevado mi queso?

¿Quién se ha llevado mi queso? Una manera sorprendente de afrontar el cambio en el trabajo y en la vida privada, publicado en 1998, es un libro de motivación escrito por Spencer Johnson en el estilo de una parábola. Describe el cambio en el trabajo y la vida, y cuatro típicas reacciones (resistirse al cambio por miedo a algo peor, aprender a adaptarse cuando se comprende que el cambio puede conducir a algo mejor, detectar pronto el cambio y finalmente apresurarse hacia la acción) al citado cambio con dos ratones, dos "liliputienses", y sus búsquedas de queso. Un best seller empresarial de New York Times desde el lanzamiento.  La narración comienza presentando a los cuatro vientos protagonistas de la fábula: los ratones "fisgón" y "escurridizo" y los liliputienses "Hem" y "Haw" y sus búsquedas de queso en un laberinto que representa el mundo real.  Los ratones buscan un queso simple, mientras que los liliputienses buscan un Queso con mayúscula que representa cualquier cosa que queramos alcanzar (la felicidad, el trabajo, el dinero, el amor )
Un día los ratones llegaron al depósito de Queso Q y descubrieron que no había queso. Los ratones sí se habían percatado de que cada día había menos queso y el cambio no los cogió desprevenidos. Instintivamente, se pusieron las zapatillas de correr y partieron en busca de Queso Nuevo
Más tarde llegaron los liliputienses que no estaban preparados para descubrir que no había Queso. Mientras que los ratones se habían puesto en marcha con rapidez, los liliputienses continuaban indecisos sin saber que hacer. Volvieron a sus casas con hambre y desanimo. Regresaron al día siguiente al depósito Sin Queso para comprobar que el Queso seguía sin estar ahí. Hem creía tener derecho al Queso mientras que Haw sugirió buscar algo de Queso Nuevo, a lo que Hem se negó.
Mientras los liliputienses seguían indecisos, los ratones ya se habían puesto a buscar Queso Nuevo en el laberinto hasta que finalmente llegaron al depósito de Queso N donde encontraron una gran reserva de Queso Nuevo.
Durante algunos días Haw fue encontrando un poco de Queso aquí y allá. Más tarde comprendió que el Queso del depósito de Queso Q no había desaparecido de repente, y que se si hubiese mantenido alerta el cambio no le habría cogido desprevenido. Algo más tarde se encontró con un prometedor depósito de Queso que resultó estar vacío. Continúo inspeccionando el laberinto y superando sus miedos. Al poco tiempo distinguió un depósito de Queso con trozos de Queso Nuevo en la entrada, pero al entrar descubrió que también estaba vacío. Alguien había estado allí y llegó a la conclusión de que si hubiera llegado antes muy probablemente habría encontrado una buena provisión de Queso Nuevo.
Durante unos días encontró un poco de queso aquí y allá hasta que un día encontró el Queso Nuevo en el depósito de Queso N. Allí descubrió la presencia de los ratones que ya llevaban allí desde hacía un tiempo. Se saludaron y Haw se dedicó a probar sus Quesos favoritos. Haw pensó en volver al depósito de Queso Q y encontrar a Hem pero comprendió que ya había intentado que su amigo cambiara. Hem tendría que encontrar su propio camino.
Para evitar que el cambio le volviera a coger desprevenido Haw comprobaba cada día el estado en el que se encontraba su Queso y aunque disponía de grandes reservas realizaba salidas por el laberinto para explorar zonas nuevas y no aislarse en su zona de comodidad. En una de esas salidas escuchó un sonido de un movimiento en los recovecos del laberinto y pensó que podría ser Hem y confió en que quizá, por fin, su amigo fuera finalmente capaz de moverse con el Queso y disfrutarlo.
La moraleja de este libro es que cada uno debe confiar en lo que quiere hacer y no dejar de luchar por cualquier cambio que hay en la vida siempre con optimismo y confianza.

lunes, 10 de junio de 2013

La teoría de lo absurdo

Absurdo es un concepto que refiere al pensamiento irracional (lo contrario al pensamiento racional, que se aparta de la razón) y a la conducta extravagante (lo contrario de la conducta considerada como normal o convencional). También se utilizan los términos absurdismo y absurdista, para los partidarios del absurdo en distintos ámbitos, como la filosofía del absurdo Tanto por la proliferación del ataque nazi como la idea de invasión y exterminación, acontecimientos acelerados por la Segunda Guerra Mundial, los habitantes de Europa se inclinaron por reflexionar, no de manera superficial, en la existencia del otro, en la fragilidad de la vida y en la existencia misma. Buscando siempre llegar a conjeturas trascendentes.
Tras la Liberación, una nueva generación de escritores expresa sus dudas y angustias ante una época de grandes confusiones. Estos tiempos modernos han descubierto la existencia del nazismo, de la bomba atómica, conocen el reparto del mundo en dos grandes bloques opuestos o los primeros sobresaltos de la descolonización. Todo ello tenderá gran repercusión en el ámbito de la literatura...
Filósofos, escritores y artistas buscaron entender o simplemente lograr describir la existencia humana, el sentido y las posibilidades de esta. Atendieron y se ejercieron estos razonamientos guiados, cabe resaltar, por el movimiento existencialista, filosofía «derivada de la fenomenología, que reúne a filósofos que, desde Kierkegaard hasta Sartre...» Este último, junto con Simone de Beauvoir y la revista Les Temps Modernes «se convierten en un movimiento literario que afirma la necesidad del compromiso en la escritura, y que articula estrechamente la obras literarias de los tratados filosófico.» Es aquí donde la escritura incorpora lo absurdo, concepto que más allá de presentarse como algo carente de lógica, es, la asimilación del resultado que se tiene al buscar el verdadero sentido de la vida y, no encontrarlo. (Véase Existencialismo)
Rosa de Diego, catedrática de Literatura Francesa en la Universidad del País Vasco, publicó Albert Camus, investigación en torno a la obra del autor, en el primer capítulo dedica un apartado a la literatura del absurdo que lleva el mismo nombre. De Diego nos dice: «El absurdo es una noción filosófica expresada por Camus en 1942, en El mito de Sísifo, como una marca del pensamiento y de la vida modernos, y que un año después analiza Sartre en El ser y la nada. Sin embargo, este concepto ya estaba presente tanto en su novela de 1938, La náusea, como en El extranjero de Camus, empezada en 1939 y publicada también en 1942. Describe un sentimiento que procede del divorcio entre el hombre y el mundo, y que le genera la pérdida de toda esperanza.»
Para entender el desarrollo de lo absurdo en la literatura debe de revisarse la filosofía existencial.
«La filosofía existencial se impondrá siempre a partir del individuo, que es lo real mismo en su plenitud ontológica.» Cita de Las doctrinas existencialistas de Régis Jolivet. En esta investigación el autor indaga sobre la evolución que fue dándose en la filosofía existencialista, «desde Kierkegaard hasta Sartre». Lo que nos interesa resaltar es a este primer Kierkegaard del que Camus se inspiró para meditar la existencia del ser y su sentido frente a esta. Dentro de la filosofía existencial que desarrollo Kierkegaard, se proponía entender, además de otros puntos igual de importantes, la existencia a partir del individuo, la existencia concreta «que es necesariamente la tuya o la mía» elimina la idea de «todo el mundo» o «un todo». No debemos de confundir que esta principio se ensimismó, pues con la evolución del existencialismo e incluso desde el mismo Kierkegaard, ya de pretendía mirar al otro como un ser dueño de su misma existencia. «Será pues necesario implicar en la búsqueda existencial, no solamente la existencia, que es aún una abstracción, sino también el existente y el Individuo.»
Idea de existir... ese es el sentido. La vida misma. «Así entendida deberá ser siempre, ya no un sistema objetivo, que se mira desde fuera... sino una realidad viva, símbolo y ocasión a la vez de una vida o de una existencia.»

miércoles, 5 de junio de 2013

SI TUVIERA QUE ELEGIR


Esta canción es para Maricarmen mi hija una niña que empieza a crecer, siento esa impotencia de padre, porque ella es dueña de su propio destino, dueña de sus tristezas y alegrías pero si tuviera que elegir entre darle mi vida y evitar así los sufrimientos a ella, tengan la plena seguridad que se la daría , soy feliz por amarla, soy dichoso que me ame y me considere su amigo y como dice la canción si tuviera que elegir entre todo el oro del mundo volvería a ser ella lo primero.

martes, 4 de junio de 2013

El Castigo del Avaro

Erase un hombre muy rico, pero también muy avaro. Un día acudió a la feria, donde le ofrecieron un jamón muy barato.
-Se, lo compro! Después de todo, hago un negocio, pues con ese dinero ni patatas hubiera adquirido.
Y se dio el gran atracón de jamón, manjar que nunca probaba. Resultó que estaba podrido y al día siguiente, aquejado de fuertes dolores,hubo de llamar al médico.
- ¿Qué habéis comido? -le preguntó el
galeno
.
El avaro, entre suspiros, mencionó su compra barata.
-¡Buena la habéis hecho! -se burló el médico-. Entre la factura de la farmacia
y la mía, caro va a saliros el jamón podrido.

Culturas Emergentes, Culturas Decadentes

Ésta es una época de transición. La sociedad de nuestros días representa tanto la culminación de un largo proceso evolutivo que denominamos «modernidad» como el advenimiento de un nuevo modelo de civilización al que nos referimos con expresiones tan diversas como «sociedad postindustrial», «sociedad de la información», «sociedad compleja» o «sociedad posmoderna». Nos encontramos entre una sociedad que no termina de morir y una sociedad que no acaba de nacer.
Nuestra generación es una generación de transición. El pasado ha dejado de ser una referencia segura para entender el presente y se vislumbra el futuro como una proyección imprecisa de las tendencias del presente. La confusión y la perplejidad a menudo son sentimientos que experimentamos cuando observamos la realidad cambiante de nuestros días.
A diferencia de las últimas generaciones que experimentaron cambios de civilización (finales del siglo XVII, siglo XVIII, final del XIX y comienzos del xx), nuestra generación esta huérfana de pensamiento comprensivo, es incapaz de crear nuevos ideales emancipadores. Sabemos que estamos protagonizando un cambio de civilización, pero no sabemos comprenderlo en su totalidad. Como espectadores de este proceso, se nos hace difícil romper con el aparente anonimato de la innovación tecnológica, del avance científico y de la nueva forma de racionalidad que impone la industria transnacional, el gran capital financiero, las administraciones públicas y las técnicas de la ingeniería social.
Ésta es una realidad opaca. La sociedad se complica progresivamente y el sujeto se diluye en el conjunto de las transformaciones impulsadas por la tecnología, la ciencia, la industria y la administración. Cada vez es mas difícil entender de qué manera un componente social encaja en el todo social. Esto se produce porque cada sector de la sociedad tiende a disponer de una autonomía organizativa fundamentada en la especialización de los conocimientos que le son propios. Nuestra sociedad parece descentralizada, sin vértice, como dice Luhmann, pero en la que el conjunto de los sectores se nos muestran cada vez como mis interdependientes.
En una realidad opaca como la nuestra es difícil establecer limites exactos entre la cultura y la economía, entre ésta y la política, entre el espacio que es público y la privaticidad.
La cultura es una realidad en transformación. Cuando se produce un periodo de transición como el actual, la cultura siempre se manifiesta como una de las realidades sociales más sensibles. De hecho, las transformaciones culturales anuncian las transformaciones sociales futuras.
La cultura ha sido uno de los sectores sociales que mis intensamente ha experimentado el impacto transformador de nuestros días. En la reflexión cultural se pueden observar todos los componentes que definen a nuestra sociedad: la creciente opacidad, su complejidad, la decadencia de la modernidad, el impacto de las innovaciones tecnológicas, la pseudoindividualización del consumo, el impacto de la nueva racionalidad técnica y administrativa, el estallido de la centralización en la producción de la cultura y del pensamiento, los nuevos creadores de opinión pública y la desaparición de los intelectuales tradicionales.
La reflexión sobre la cultura ha adquirido, en los últimos años, una dimensión pública muy notable como resultado de una evidente necesidad de entender el cambio que estamos experimentando. Sin embargo, esta reflexión tiende a empobrecerse como consecuencia de su focalización alrededor de la definición de la cultura o de cómo evaluar la tradición cultural a la luz de las transformaciones actuales. Este tipo de discusión cae en la tendencia a reinterpretar las definiciones clásicas ejemplificadas con lo que E. B. Tylor estableció en el año 1971 en Primitive Culture:
La cultura comprende los conocimientos, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualquier otra capacidad o hábito adquirido por el hombre como miembro de la sociedad.
Creemos, no obstante, que la nueva situación cultural exige un nuevo planteamiento que se aleje de la simple voluntad de redefinir el concepto de cultura o de establecer formas de colaboración entre las culturas tradicionales alejadas del reconocimiento explícito del conjunto de las tendencias que señalan el actual proceso de cambio cultural. Es necesario reconocer las causas y finalidades subyacentes al proceso de fragmentación cultural y de especialización de los públicos, el surgimiento de nuevas culturas y el consiguiente estancamiento de las culturas tradicionales, la pérdida de la individualidad critica como elemento fundamentador de la producción cultural y la nueva universalidad de la cultura industrial. Éstas son algunas de las tendencias que orientan la evolución cultural en los países industriales. Y será nuestro objeto de reflexión.

viernes, 3 de mayo de 2013

GENERACION DE IDIOTAS

  La  profecía de hace tantos años de Albert Einstein se ha cumplido de forma desdichada.
"Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad, el mundo solo tendrá una generación de idiotas.”
El mayor genio de la física que nos ha dado el siglo XX acertó en su predicción y, desdichadamente, ahora estamos sufriendo las consecuencias de aquella profecía que  para la actual generación está servida y  lo que es peor, avanzamos hacia el precipicio de forma incontrolada, como detener este fenómeno que está calando a la  sociedad enferma con el virus de la estupidez, como evitar su dependencia  de los aparatos tecnológicos si nosotros mismo encontramos en ellos la única manera de ínter actuar con ellos sin poder romper con ese formato actual..  

Ciertamente, si hubiésemos sido capaces de utilizar la tecnología, todos sus avances, con la mesura que corresponde, sin duda, hubiésemos sido felices. Nadie podrá discutir la maravillosa utilidad del teléfono móvil para el trabajo; para todos los menesteres si se me apura. Pero lo que nadie podríamos sospechar, menos Einstein, sería que ese mismo teléfono que en su día tanto no ilusionó, sea ahora el arma arrojadiza que destroza a la humanidad y, sin duda, a la juventud.  Como digo,  la hecatombe que está sufriendo la juventud actual, somos testigos de dichas secuencias entre ellos . No hablan, no hay diálogo, no disfrutan, no miran, no sienten, no controlan, no escuchan, no se dan cuenta que un pequeño aparato les ha robado la libertad y les ha convertido en autómatas, esclavos y, como decía Einstein, en unos auténticos idiotas.
Dicen que con esos teléfonos móviles de ahora se pueden hacer maravillas; no lo dudo, pero yo si digo lo que veo y, lo que mis ojos ven no es otra cosa que una generación perdida con un aparatito entre las manos que les ha robado su libertad, como digo, su poder de decisión, el diálogo de unos con los otros; todo atisbo de raciocinio ha quedado perdido en las redes de la red, es decir, entre los teléfonos móviles. Pensabamos, en un momento, que pudieran ser los ordenadores los causantes de todo el daño que está ahora sufriendo la sociedad; y en verdad así sucede porque, dichos teléfonos, en el fondo y en la forma no son otra cosa que diminutos ordenadores que han trastornado a la juventud actual y, para ellos, no existe más mundo que su teléfono móvil; y la cosa pinta fea porque, chicos con doce años, ya son dueños y señores de dicha desgracia con su aparato entre sus manos.

Toda tecnología, bien utilizada, puede ser maravillosa. ¿Acaso el correo electrónico no es un invento fantástico? Y todas las ramas de Internet, en su justa medida, dan grandeza y empaque a la sociedad en que vivimos, pero si esa tecnología nos desborda y nos impide conversar, amar, reír, llorar, sentir, pensar, analizar y, en definitiva, sentirnos esclavos de dicho teléfono, sin duda, Einstein lo dijo, estamos ante la generación de los idiotas. Que Dios nos coja confesados. Y lo peor de todo es que, dicha tecnología, avanza como un caballo desbocado y, cualquier jovencito, sin su teléfono macabro, se siente un desdichado; en realidad, si son desdichados porque no han sabido comprender que, más allá de la tecnología está el amor, la vida, la humanidad, la solidaridad, la paz y la concordia. ¿Quién puede parar este torrente de locura que avanza hacia el precipicio como un rio caudaloso en plena tormenta? Desdichadamente, me temo que nadie; hemos llegado tarde. La técnica nos desbordó; cuando pensábamos que la misma nos ayudaría, en realidad nos aplastó como si de una tremenda losa de mármol hubiera caído sobre nuestras sienes. ¿Qué será de nosotros, precisamente de esa juventud aludida que saben manejar con destreza sus teléfonos móviles, pero que nadie sabe escribir? El futuro se presenta muy negro. Vivir para verlo.

DAR ES DAR

Hoy ya pasaron ocho dias de mi cumpleaños definitivamente jamás lo olvidaré porque fue diferente estuvo lleno de sentimientos, se juntó la a...