martes, 30 de julio de 2013

Problemas cardiacos en los jóvenes, una complicación que crece

Muchos jóvenes en la actualidad presentan graves complicaciones cardiacas, ya sea por la vida sedentaria que llevan o por problemas hereditarios.
Las personas piensan que realizar actividad física es hacer deporte más allá del límite de nuestro cuerpo, exigiéndonos más y por ende trayendo enfermedades consigo.
La cardióloga, María Rosa Gutiérrez manifestó que los jóvenes adultos que sufren de enfermedades cardiacas, pueden desarrollarlas por cuestiones hereditarias, ya que sus progenitores sufrieron en su juventud del mismo problema.
Además, el alcohol y el tóxico de algunas drogas se constituyen en factores que aumentan la posibilidad de muerte súbita; pero ese desenlace es una probabilidad poco frecuente. “Las personas comúnmente mueren de un fuerte infarto”.
En cambio, “si la enfermedad se desconoce y por ende se encuentra sin tratamiento, es muy común que derive en muerte súbita”, explicó Gutiérrez.
Por otra parte, existen los problemas congénitos o de nacimiento. Muchos deportistas jóvenes tienen enfermedades de este tipo, es decir no adquiridas, que no fueron detectadas a tiempo y tienen la posibilidad de sufrir una muerte precipitada.
Asimismo, el doctor Ignacio Jaramillo Flor señaló que este tipo de enfermedades se están haciendo más comunes en los jóvenes menores de edad, por la vida sedentaria ya que no practican ningún deporte ni realizan alguna actividad física y psicomotriz.
Jaramillo recomendó realizar por lo menos dos a tres veces por semana algún tipo de actividad física, para evitar a futuro padecer de complicaciones cardiacas.
Los expertos explicaron que las enfermedades cardiovasculares más comunes son la cardiopatía coronaria: que ataca los vasos sanguíneos que irrigan al músculo cardiaco.
La arteriopatía periférica: enfermedad de los vasos sanguíneos que irrigan los miembros superiores e inferiores del cuerpo.
La cardiopatía congénita: malformaciones del corazón presentes desde el nacimiento, y la cardiopatía reumática: lesiones del miocardio y de las válvulas cardiacas causadas por bacterias llamadas estreptococos, entre otras patologías.

martes, 16 de julio de 2013

Ese Arar en el mar CHABUCA GRANDA

Cuando ya se me olvide, habré olvidado
viviré adormecida, liberada
no ansiaré la respuesta
pues no habré preguntado,
no habré de perdonar
ni habré ofendido.
Extrañaré la rumia de mis sueños
y la dulce molienda
y la esperanza
ese constante hacer un alguien de algo
ese afán de castillos en el aire
Extrañaré la rumia de mis sueños
y la dulce molienda
y la esperanza
ese constante hacer un alguien de algo
ese afán de castillos en el aire
ese arar en el mar de los ensueños
ese eterno soñar
la adolescencia...

lunes, 15 de julio de 2013

"El señorío de los incas" de Pedro Cieza de León

Cieza escribe la segunda parte de su gran proyecto historiográfico en un contexto sangriento: llega al Perú con la expedición de La Gasca en 1548, para luchar contra Gonzalo Pizarro y los encomenderos y así ponerle fin a la Guerra Civil del Perú. Este contexto tiñe la escritura de Cieza, que estará dividida entre la alabanza de un pasado mejor y la observación lúcida de un presente en ruinas. Por ello, el estudio de la civilización inca servirá siempre como un modelo de posible aplicación en la actualidad del siglo XVI.
Cieza representa a los incas como “señores naturales” del Perú, rechazando así otras visiones de los mismos como tiranos y usurpadores. Pese a que el mismo Cieza reconoce que los incas eran migrantes provenientes del sur, que se instalaron en la zona del Cuzco en tiempos más bien tardíos, esto no es obstáculo para concederles una legitimidad basada en su condición de transmisores de civilización. Es interesante notar, respecto de la condición migrante de los incas, que Garcilaso les adjudica en los “Comentarios reales” el ser hablantes de una “lengua secreta”, distinta del quechua, que podría ser el aymara, puesto que el lugar de procedencia de los incas era el área del lago Titicaca. Más tarde, en el siglo XVII, habrá un giro en la representación: ante el avance de las ideas lascasianas de restitución, se potenciará la imagen de los incas como tiranos.
Cieza dedica un espacio importante a discutir las técnicas de expansión de los incas y sus estrategias para controlar a los distintos pueblos anexados al imperio. Recalca, en aras de la legitimidad, que el método de conquista implica siempre en primer lugar una oferta de amistad, y que sólo cuando esta es rechazada se recurre a la violencia. Esta se desata siempre en respuesta a la agresión de otros grupos, como los chancas. También se destaca que los incas son los responsables de introducir, en los pueblos conquistados, una serie de bienes civilizados; y se insiste en la transformación de zonas yermas en tierras fértiles, gracias a sus avanzados conocimientos agrícolas. Por otra parte, se hace hincapié en la redistribución imperial de los impuestos entre los más necesitados (“los pobres y las viudas”), lo cual para algunos autores explica el éxito de la organización imperial inca .
Claramente, Cieza enfrenta ciertos problemas conceptuales cuando reflexiona sobre la religión inca y sobre el sistema de descendencia real. En cuanto a la religión, tanto él como Garcilaso se ven en apuros para demostrar el monoteísmo de los incas, ya que a todas luces los incas tenían numerosos dioses de gran importancia, como Ticiwiracocha y Pachacámac. Así como esta pluralidad causa problemas, también los causa el asunto del linaje real y sus representantes. Cieza adopta el modelo occidental lineal basado en el primogénito; sin embargo, investigaciones mucho más recientes (véase Rostworowski) sugieren la existencia de cuatro incas simultáneos, un inca hurin y un inca hanan, cada cual con su yanapak o doble. Cieza registra esta posibilidad cuando menciona a los delegados y lugartenientes de los incas, que podrían haber correspondido a alguno de los miembros del cuarteto regente.
Es posible hablar de un etnocentrismo cuzqueño por parte de Cieza. Ello se debe al tipo de informante al que el historiador accedió: los orejones, los nobles y los viejos de origen cuzqueño, fueron los sujetos privilegiados, de acuerdo con las normas del decoro vigentes en la época. Claramente, esta selección le imprimió un sesgo cuzco-céntrico a la representación de los incas. También se debe tener en cuenta que Cieza no tuvo que lidiar con un archivo armónico y homogéneo: por el contrario, su escritura refleja muchas veces los conflictos de interpretación existentes entre las panacas, que vertían su particular perspectiva en los cantos e historias orales. Cieza recoge estos conflictos entre panacas, por ejemplo en la pugna entre Huáscar y Atahualpa, y naturalmente se alinea con Huáscar, representante del poder cuzqueño (en oposición al líder máximo de la nobleza norteña, asociada a Quito).
Así como Garcilaso, que vendría después para subrayar la misma visión, Cieza divide la historia andina en dos grandes periodos: el inca y el pre-inca. Cabe aquí una utilización de la dicotomía civilización/barbarie, en la que la segunda es la ausencia de la primera. Si los incas traen la civilización a través de su organización estatal, lo que los procede es el imperio del desorden primitivo. Por ejemplo, Cieza emplea el término “behetría” para referirse a los pre-incas: una behetría es un grupo social sin “policía”, que no revela una organización político-social explícita. Por supuesto, existe otra versión de la historia andina, cuyo representante más destacado es Guamán Poma. Para él, los incas no son más que el resultado final y la culminación de un antiguo proceso civilizatorio que empezó mucho antes y que continuó a través de ellos, llegando así a un esplendor largamente preparado por la evolución cultural del área andina.
Otro asunto de gran importancia es el sistema vial inca, pues fue la red de caminos que llegaban a todos los confines del imperio lo que permitió sostener una organización política percibida por Cieza como de alta eficiencia. Así, Cuzco era el centro del cual partían los cuatro caminos reales que conducían a los cuatro suyos. Además de estos cuatro caminos, existían otros construidos por los distintos incas; además, estaban los sekes, o líneas que unían los santuarios, creando así un sistema informal de peregrinación religiosa paralelo a los caminos reales.
Cieza se ocupa, también, de los mitos de origen de los incas, y al hacerlo, procura unificar, con un criterio historiográfico, una serie de líneas divergentes. A fin de cuentas, su esfuerzo es el resultado imperfecto, autoconsciente de sus vacíos y limitaciones, del intento de conciliar y sintetizar la multiplicidad de versiones de las distintas panacas, que tenía cada cual su historia y sus mitos. Respecto al origen, Cieza consigna el mito de los hermanos Ayar, ligado a la huaca de Pacaritambo; aunque se trata de un mito ofrecido por casi todos los cronistas, salvo Garcilaso (que se aferra al mito solar), la versión de Cieza es heterodoxa. Por ejemplo, sólo habla de tres parejas de hermanos, y no de cuatro, como era lo usual. Además, está ausente el mito de Pachacútec y los guerreros de piedra, omisión de la cual Cieza es consciente. Con todo, el historiador no deja de dar constancia de los trabajos que pasó para componer su historia.
En general, Cieza destaca ciertos aspectos de los incas, como el orden, la riqueza, la productividad, su amistad con otros grupos, su pacifismo, su sitema de tributación, el uso de los mitimaes. En particular, es interesante la distribución demográfica: estaban los colonos migrantes, encargados de quechuizar a los extranjeros; estaban los que constituían las guarniciones militares en las fronteras; estaban los que ocupaban los diferentes pisos ecológicos, para mejor aprovechamiento de la variedad de recursos disponibles en ellos.
En conclusión, podríamos decir que la mirada de Cieza estudia el pasado para extraer de él modelos actualizables para su reutilización en el presente, un presente signado por la guerra y la desorganización que debía mirar hacia el ejemplo inca para poder regenerarse. Precisamente, los incas constituían un modelo positivo porque habían logrado imponer el orden en el mismo espacio geográfico diverso y conflictivo que los españoles deseaban recuperar. De hecho, los rasgos señalados por Cieza como esenciales al sistema administrativo incaico, serán poco más de diez años después recogidos y puestos en práctica por el virrey Toledo: la tributación, el sistema de mitas y la organización poblacional en reducciones son estos elementos. Por eso podemos decir que, en conjunto, el proyecto historiográfico de Cieza ve en su horizonte una finalidad política práctica.

jueves, 11 de julio de 2013

El beso de la mujer araña

Breve reseña biobibliográfica de Manuel Puig
Juan Manuel Puig Delledonne nace el 28 de diciembre de 1932 en General Villegas (provincia de Buenos Aires), hijo de María Elena (Male) y Baldomero.
“Cuando Baldomero vio el cabello rizado oscuro del querubín en los brazos de su esposa resplandeciente, le dio el apodo que por lo común se aplicaba a los Jorges –Coco- como parte de la herencia paterna –y “Cocco” también era un apodo afectuoso para niños en Italia.” 


Desde muy pequeño, Male lleva a Coco al Teatro Español, el único cine de General Villegas, para ver a las estrellas consagradas de Hollywood: Robert Taylor, Tyrone Power, Carole Lombard, Margarita Cansino (Rita Hayworth), etc. Según el mismo Puig, la rutina de ir al cine con su madre casi todos los días a la función de las seis, lo sumerje en un mundo mágico y maravilloso y a la vez lo hace olvidar –al menos por un par de horas- la sensación asfixiante de vivir en la pampa, el pueblo de Villegas que para él era un “B-Western”.
 Este pueblo será retratado en Boquitas Pintadas con el nombre de Vallejos. En general, las películas serán importantísimas en su creación novelística.
La familia de los Puig se instala en Buenos Aires y Manuel hace sus estudios secundarios en el Colegio Ward. Cuando cursaba el último año, nace su hermano Carlos.
En 1950 entra a la Facultad de Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires, carrera que abandona antes de finalizar el año académico. Al año siguiente, estudia, además de inglés, francés e italiano. Inicia la carrera de Filosofía y Letras.
En 1956 viaja a Roma con una beca para estudiar cine. Por estos años escribe sus primeros guiones de cine: “Ball Cancelled” y “Summer Indoors”/”Verano entre paredes”. En 1960 regresa a la Argentina y escribe su primer texto directamente en castellano: La tajada. Vuelve a Roma para trabajar en Cinecittà. En 1963, se traslada a Nueva York. Deja de lado el género de los guiones de cine para comenzar con la forma novelística.
Empecé a escribir narrativa a los 29 años. Durante los años previos traté de no ver la realidad, lo que me empobreció del mismo modo que cuando uno sueña. En nuestros sueños enfrentamos y cuestionamos la realidad. Sentía la necesidad de contar historias para comprenderme a mí mismo… Mis personajes la pasaban mal aceptando la realidad; en algún momento logran escapar, pero el diálogo entre sueño y realidad los mantiene vivos. La solución:aceptar ambas dimensiones. Sin locura, nada cambia.Para cualquier cambio, social, político, etc., tienes que estar en ese territorio aparentemente inútil. La aceptación total de la realidad equivale a parálisis.” 
Su primera novela, La traición de Rita Hayworth, es publicada en 1968 por la editorial argentina de Jorge Álvarez. Al año siguiente publica Boquitas Pintadas, que lo lanzará a la fama, y en 1973 The Buenos Aires affair. Este libro es censurado y tildado de pornográfico. Este año, Puig decide irse de Argentina a causa de la atmósfera política que se vivía en ese momento (es amenazado de muerte por la Triple A –Asociación Anticomunista Argentina-). Estando en México escribe El beso de la mujer araña, novela que es publicada en 1976 y prohibida en la Argentina de inmediato. Establecido en Nueva York, Puig publica en 1980Pubis Angelical, y dos años más tarde, en Río de Janeiro, Maldición eterna a quien lea estas páginas. Luego seguirán Sangre de amor correspondido (1982) y Cae la noche tropical(1988). Manuel Puig también escribe las obras teatrales Bajo un manto de estrellas y El beso de la mujer araña (llevada al cine por Héctor Babenco y protagonizada por Sonia Braga, Raúl Julia y William Hurt), y los guiones cinematográficos La cara del villano (adaptación del cuento de Silvina Ocampo El impostor) y Recuerdo de Tijuana.
Puig muere de una afección a hígado el 22 de julio de 1990 en una clínica de Cuernavaca.
El beso de la mujer araña consta de dos partes y de 16 capítulos. El lector asiste al habla directa de los personajes, un diálogo sin ninguna intervención de un narrador básico, generalmente afiliado al ordenamiento retórico y a hacer de intermediario entre el lector y la historia, asunto que el mismo Puig detestaba. Molina y Valentín hablan como sólo pueden hablar dos personas que comparten una celda, es decir, de modo muy coloquial, libre y, sobre todo, muy cercano a la oralidad.
Puig realiza un complejo montaje de discursos: los diálogos entrelazados a las películas, corrientes de conciencia, informes policiales, conversaciones entre el Director de la Penitenciaría de Buenos Aires y Luis Molina, listas de víveres, y las notas al pie de página sobre la homosexualidad: teorías “reales” y posteriormente refutadas, y una apócrifa como la de la Dra. Taube, que responden a discursos científicos contrapuestos al discurso literario.
Este entramado de diferentes lenguajes, el bricollage, el valerse de los restos de una cultura popular para crear un nuevo y original lenguaje, hacen de la novela de Puig una de las más interesantes y revolucionarias del mundo latinoamericano. Estas marcas de contemporaneidad están cimentadas precisamente en este nuevo ojo desautorizado, la mirada que quiere abarcarlo todo desde una perspectiva anti literaria, o valiéndose de una literatura ‘menor’ en contraposición a la ‘gran’ literatura.

La historia básica es la de dos hombres en una celda de una cárcel bonaerense, Luis Molina, decorador de vitrinas, acusado de corrupción a menores y Valentín Arregui, procesado por promover y participar en actos políticos subversivos. El capítulo 1 nos presenta de inmediato la narración de una película clase B, o La mujer pantera. Quien cuenta la película es Molina, que como veremos a medida que la novela avanza, no sólo oficia de Scherazade 
sino que tiene un doble propósito: seducir y extraer información relevante sobre el grupo político de Valentín, aunque este último propósito varíe.
La primera película cuenta la historia de Irena, una joven refugiada que viaja a Nueva York huyendo de la guerra. Irena trae consigo una maldición que viene directamente de sus tierras (Molina habla de Transilvania, de donde es Drácula, pero en la película ‘real’ se trata de la antigua Yugoslavia y de la invasión de los mamelucos a tierras serbias . La leyenda dice que la raza de las mujeres pantera aún no se ha terminado y que si un hombre las besa se transforman en un animal salvaje. Irena presenta una doble identidad: la mujer frígida y la animalidad sexual representada en la pantera. Al ver a la pantera en el zoológico, Irena cae en un estado hipnótico, su mirada es ‘entre trágica y de placer’. Podemos comparar este “transformación” involuntaria de Irena al de Valentín al escuchar la película, que se identifica con el siquiatra. La arquitecta, que representa la normalidad y el orden- despierta en él el recuerdo emotivo de su primer amor, Marta, una chica revolucionaria, pero de extracto burgués como él mismo.
En el capítulo 3 se desarrolla la segunda película,Destino,
 un film pronazi protagonizado por Leni Lamaison, actriz francesa. Leni se enamora de un oficial alemán, pero lo traiciona y se traiciona ella misma y a su patria. Como dice Molina, “ella es como una diosa ,y al mismo tiempo, una mujer fragilísima, que tiembla de miedo”, es decir un prototipo muy similar al de Irena. En la nota al pie de página sobre la llegada de Leni Lamaison a los estudios Tobis-Berlín, la actriz termina totalmente contaminada por el racismo nacional socialista. "Su Francia le parece innegablemente negrificada y judía.
La narración de esta película provoca la furia de Valentín que la considera “una inmundicia nazi” . A Molina sólo le interesa la historia de amor entre la francesa y el alemán y además le recuerda a Gabriel, el mozo de restorant del cual está enamorado y cuyos ojos verdosos –Irena nuevamente- lo traicionan porque en la mirada lo dice todo. Cabe destacar que la habanera que Leni representa se inscribe en marco del tópico del amor funesto, enmarcado a su vez en la tramoya folletinesca de la isla tropical y las orquídeas, símbolo netamente sexual.
En el capítulo 5 el propio Molina se fabrica una historia ya que Valentín decide estudiar filosofía. Asistimos a una corriente de conciencia donde se mezcla la historia del pianista ciego acerca del aviador, la pobre sirvienta y la solterona cuyo novio ha muerto en Francia –personajes típicos del folletín, pero ya transformados:"las luces apagadas para evitar verse, tres ciegos reunidos a la hora más triste del día” , y los sentimientos de Molina hacia Valentín, su madre enferma del corazón y el mozo-sirviente Gabriel. También aparece el primer indicio de la actividad soplona de Molina y que nos permite relacionarla al tema de la comida intoxicada cuyo fin es “ablandar” al procesado.
En el capítulo 6, Valentín está intoxicado y se niega a ir a la enfermería pese a las recomendaciones de Molina. Según Valentín, la droga –en este caso Seconal- permite que el procesado ‘hable’.
La cuarta película que narra Molina es la del playboy sudamericano que quiso estudiar Ciencias Políticas en París y su padre millonario, previendo un futuro izquierdista, lo aleja y distrae regalándole un auto de carrera. El padre es raptado por un grupo guerrillero y, en la tentativa de rescate (el hijo dice que es un aliado), la bala que iba para el hijo ,la recibe el padre al interponerse.
Según Sergio Peralta, esta historia “irónicamente reproduce algunos rasgos de la vida de Valentín” . Sin embargo donde más se patentizan los conflictos de Valentín es en la pesadilla que él tiene en forma de corriente de conciencia.
“…En el final del relato de Molina la pareja protagónica vive [madre e hijo], pero queda desunida. La secuencia agregada por Valentín modifica ese final: en su pesadilla el protagonista y su madre mueren. Además incorpora una muchacha campesina enamorada del joven heredero. Estas modificaciones proyectan los conflictos del propio Valentín: Relaciones difíciles y ambivalentes con su madre. El hecho de optar por la izquierda violenta, siendo miembro de la burguesía. Y, por último, el problema de las dos mujeres que marca su vida: Marta, la mujer que realmente quiere e Inés (‘la sobrina Mari’), la muchacha proletaria, su actual compañera, a quien no quiere y se siente que está utilizando.
La pesadilla de Valentín explicita, a través de obsesivas repeticiones, el problema de los roles sexuales y sociales. Constituye además, creemos, uno de los rasgos más claro de la progresiva ‘molinización’ de Valentín: el ideologizado preso político empieza a desbarrancarse por las laderas de la imaginación.”
La quinta película es La vuelta de la mujer zombie, basada en I walked with a zombie de Tourneur (1943), muestra la carencia de voluntad tanto en la protagonista como en los trabajadores-muertos-vivos en el contexto del vudú y de la explotación. La trampa hipnótica que anula la voluntad es un motivo recurrente en los personajes femeninos de Irena, Leni, la ex esposa rubia y la chica morena, y funciona como gatillante de la progresiva enajenación de Molina y Valentín en sus respectivos flujos de conciencia. Molina se aleja cada vez más de la realidad relatándose la historia del paciente y la enfermera al mismo tiempo que relata La vuelta de la mujer zombie, y Valentín se ‘moliniza’, apartándose de su estructura rígida y cartesiana, creando la inconexa y violenta historia del cráneo de vidrio.
Según Julia Romero,  con esta película, Puig se refiere “solapadamente a la situación cubana. Los cambios se vuelven significativos a la luz del film de Tourneur, al que traiciona notablemente: la isla se presenta como el “paraíso” de la explotación, donde los trabajadores son convertidos en zombis en medio de una plantación de bananales. El film relatado por Molina ubicaba los hechos, en su primera versión, en medio de una plantación de cañaverales, que luego reemplazó por bananales, excepto en una sola oportunidad, que se conserva en la edición édita: … y por ahí se ve a unos delegados de los peones negros de los cañaverales.
Para Romero este aparente error de Puig tiene una intención de desplazamiento. “Puig esquiva el sentido único, que considera un “error”. Si utiliza el discurso médico, lo coloca en otro lugar, lo anula como lugar de legitimación. Sus desplazamientos vinculan y desvinculan, nominan y desestigmatizan, en un tránsito de cuerpos de relatos y de cuerpos que relatan, que barren las fronteras poniendo “en juego” la vida en la misma fuga y el deseo en la liberación. La película La vuelta de la mujer zombie es relatada entre los capítulos 9 y 11. Molina ya ha tendido sus redes, seduciendo e hipnotizando a Valentín con esta película en particular y posteriormente con su depresivo estado de ánimo, debido a la traición cometida hacia Valentín y que es ocultada bajo el temor de no salir más de la cárcel. Lo que empieza como una actitud consoladora de parte de Valentín termina en relación sexual explícita. Este acto de amor hace que Molina se ‘valentinice’ y genera una nueva construcción de identidad entre ambos:
“- Me pareció que yo no estaba… que estabas vos sólo. O que yo no era yo. Que ahora yo…era vos. La sexta película tiene que ver estrictamente con Molina y su transformación que va de la traición a la redención final: su muerte heroica. Esta película parte con una fiesta de disfraces y sus protagonistas utilizando antifaces, es decir, enmascarando sus identidades. La historia de amor se desarrolla a partir de esta señal. La mujer, que ha sido una gran actriz, está confinada en su lujoso departamento, obligada por el celoso marido millonario que le niega la posibilidad de seguir realizándose. El joven reportero es también un compositor de boleros y anuncia las coordenadas del amor funesto y su propia muerte en las canciones: "Flores negras del destino nos apartan sin piedad” .
Así como la mujer da todo por amor, Molina se encauza a la protección de Valentín, mintiéndole al Director de la penitenciaría quien a su vez lo engaña concediéndole la libertad condicional con el propósito de que éste logre comunicarse con el grupo de Valentín. El beso sella el pacto de honor (Molina accede a pasar información a los compañeros de Valentín) y genera su transformación hacia la vertiente ‘’activa’. El beso, como parte del tejido enrevesado de la construcción en abismo, tiene múltiples connotaciones. No sólo es un beso de amor, sino que es un beso transformador positiva y negativamente, es el beso de la mujer araña, que seduce y mata.
El capítulo 15 es un informe paródico de las actividades de Molina, hecho por un servicio de vigilancia. Molina sabe que morirá o, mejor dicho, prepara su muerte (retira sus ahorros del banco para dejárselos a su madre). Este sacrificio está directamente relacionado con el tópico de la muerte en las novelas rosa o en las películas clase B, pero dislocado. Molina muere como heroína, no como héroe.
El último capítulo desarrolla la corriente de conciencia onírica y totalmente enajenada de un Valentín que ya ha sido torturado y es curado por un médico de la penitenciaría que le da morfina. El estado hipnótico o de trance al escuchar las películas se trastoca por el efecto de la tortura (castigo) y de la droga (premio) que libera el inconsciente, pero que también lo caotiza. Para Sergio Peralta, “el último film es una especie de diálogo entre el soñador y Marta, a ésta última se le sobre imprime, a ratos, la figura de Molina. Constituye una condensación de todas las películas y todas las situaciones anteriores y está sobredeterminado por los códigos que metonímicamente se han entrelazado en el texto: sexo y comida. Es la última etapa de su progresiva molinización.”
Para Peralta la octava película –así como la araña tiene ocho patas- se basa en lo que Valentín dice a Molina: "Vos sos la mujer araña, que atrapa a los hombres en su tela” y que viene a ser la novela El beso… en su totalidad, aglutinadora de todas las demás historias.
Valentín (no sabemos si muere) desaparece al finalizar la materia novelada. En su corriente onírica podemos apreciar que su final va de la mano con la aceptación del amor. El “sueño es corto pero feliz”.

Últimas palabras

El beso de la mujer araña es una novela con múltiples discursos entrecruzados, todos con objetivos bastante definidos. El montaje permite el despliegue del juego de las máscaras e imprime una dualidad a todo el aparato discursivo. La identidad sexual y social de hombres y mujeres se relativiza al ser presentada desde diferentes ángulos. Se crean figuras femeninas redundantes como la mujer araña, pantera, zombie o madre, pasivas en el marco de la producción socio-cultural, y degradadas en su sexualidad. Molina asume tradiciones del imaginario femenino al contar cuentos (películas) oralmente y , por lo tanto, representa los estereotipos de la cultura de masas. Las figuras masculinas están atrapadas en la rigidez que impone el modelo patriarcal del ser hombre. Valentín, el oficial alemán, el aviador, el pianista ciego, Gabriel, están condenados a representar el papel de duros, pero también de engañados o embrujados por las mujeres (en el caso de Valentín y Gabriel, por Molina que es una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre). Las identidades sucumben tanto en la realidad como en la ficción o en el estado onírico. Tanto Molina como Valentín –encerrados en sus roles- transforman sus identidades en el espacio cerrado y castigador de la cárcel, desarrollando una relación doble vincular. El torturador es torturado, la víctima pasa a ser victimario. La realidad y el sueño, la vida y la muerte, la libertad y el encierro, el amor y el odio, son binomios enmascarados y, por lo tanto, relativizados.
A este respecto, las palabras de Puig son iluminadoras:
"…En el libro Molina es asesinado por los revolucionarios, pero es él el que lo pide antes de la policía descubra la cita, porque sabe que si lo meten preso no va a tener la fuerza de no hablar y así es que prefiere morir, quedar limpio a los ojos de la persona amada, en un sentido romántico y muy femenino, ¿no? Porque antes que nada, para él está el rol que se ha elegido en la vida . Por lo demás, toda la novela es una reflexión sobre los roles; los dos personajes están oprimidos, prisioneros de los roles, y lo interesante es que en un cierto momento logran huir de los personajes que se han impuesto. Pero no es que superen todos los límites. Molina queda como la heroína romántica que elige la muerte bella, el sacrificio por el hombre amado.” (Entrevista de Giovanna Pajetta a Manuel Puig aparecida en Crisis, No 41, abril de 1986. En 
www.literatura.org
 ).

Las Fuerzas Morales JOSÉ INGENIEROS

José Ingenieros en el prólogo de su texto "Las Fuerzas Morales", advierte que su libro completa la visión panorámica de una ética funcional. "El hombre mediocre" es una crítica de la moralidad; "Hacia una moral sin dogmas", una teoría de la moralidad; "Las fuerzas morales", una deontología de la moralidad. Prevalece en todos el concepto de un idealismo ético en función de la experiencia social, inconfundible con los capciosos idealismos de la vieja metafísica. 
Sostiene que el hombre que atesora esas fuerzas adquiere valor moral, recto sentimiento del deber que condiciona su dignidad. Piensa como debe, dice como siente, obra como quiere. No persigue recompensas ni le arredran desventuras. Recibe con serenidad el contraste y con prudencia la victoria. Acepta las responsabilidades de sus propios yerros y rehusa su complicidad a los errores ajenos. Sólo el valor moral puede sostener a los que impenden la vida por su patria o por su doctrina, ascendiendo al heroísmo. Nada se le parece menos que la temeridad ocasional del matamoros o del pretoriano, que afrontan riesgos estériles por vanidad o por mesada. Una hora de bravura episódica no equivale al valor de Sócrates, de Cristo, de Spinoza, constante convergencia de pensamiento y de acción, pulcritud de condena frente a las insanas supersticiones del pasado.
Marcar algunas comparaciones con el presente de nuestra Nación e intentar demostrar que el tiempo le ha dado o no la razón a Ingenieros es en parte el propósito de este aporte, de un pensador Argentino de fuste, guardado y olvidado en casi todas las bibliotecas de nuestro País.

Frases extraídas del libro "Las fuerzas morales" de José Ingenieros 
La antorcha lucífera no se apaga nunca, cambia de manos.
Es ventura sin par la de ser jóvenes en momentos que serán memorables en la historia. Las grandes crisis ofrecen oportunidades múltiples a la generación incontaminada, pues inician en la humanidad una fervorosa reforma ética, ideológica e institucional.

Los jóvenes cuyos ideales expresan inteligentemente el devenir constituyen una Nueva Generación, que es tal por su espíritu, no por sus años. Basta una sola, pensadora y actuante, para dar a su pueblo personalidad en el mundo. La justa previsión de un destino común permite unificar el esfuerzo e infundir en la vida social normas superiores de solidaridad. El siglo está cansado de inválidos y de sombras, de enfermos y de viejos. No quiere seguir creyendo en las virtudes de un pasado que hundió al mundo en la maldad y en la sangre. Todo lo espera de una juventud entusiasta y viril.


Cada generación anuncia una aurora nueva, la arranca de la sombra, la enciende en su anhelar inquieto. Si mira alto y lejos, es fuerza creadora. Aunque no alcance a cosechar los frutos de su siembra, tienen segura recompensa en la sanción de la posteridad. La antorcha lucífera no se apaga nunca, cambia de manos. Cada generación abre las alas adonde las ha cerrado la anterior, para volar más lejos, siempre más. Cuando una generación las cierra en el presente, no es juventud: sufre de senilidad precoz.

De seres sin ideales ninguna grandeza esperan los pueblos.

La juventud escéptica es flor sin perfume. De jóvenes sin credo se forman cortesanos que mendigan favores en las antesalas, retóricos que hilvanan palabras sin ideas, abúlicos que juzgan la vida sin vivirla: valores negativos que ponen piedras en todos los caminos para evitar que anden otros los que ellos no pueden andar. El hombre que se ha marchitado en una juventud apática llega pronto a una vejez pesimista, por no haber vivido a tiempo. La belleza de vivir hay que descubrirla pronto, o no se descubre nunca. Sólo el que ha poblado de ideales su juventud y ha sabido servirlos con fe entusiasta puede esperar una madurez serena y sonriente, bondadosa con los que no pueden, tolerante con los que no saben.

La inercia frente a la vida es cobardía. Un hombre incapaz de acción es una sombra que se escurre en el anónimo de su pueblo. Para ser chispa que enciende, fuego que templa, reja que ara, debe llevarse el gesto hasta donde vuele la intención.

No basta en la vida pensar un ideal: hay que aplicar todo el esfuerzo a su realización. Cada ser humano es cómplice de su propio destino; miserable es el que malbarata su dignidad, esclavo el que se forja la cadena, ignorante el que desprecia la cultura, suicida el que vierte la cicuta en su propia copa. No debemos maldecir la fatalidad para justificar nuestra pereza; antes debiéramos preguntarnos en secreta intimidad: ¿volcamos en cuanto hicimos toda nuestra energía? ¿Pensamos bien nuestras acciones, primero, y pusimos después en hacerlas la intensidad necesaria?

El pensamiento vale por la acción que permite desarrollar. El hombre piensa para obrar con más eficacia y multiplicar el área en que desenvuelve su actividad. Corrompen el alma de la juventud los retardados filósofos que aún la entretienen con disputas palabristas, en vez de capacitarla para tratar los problemas que interesan al presente y al porvenir de la humanidad. Los jóvenes deben ser actores en la escena del mundo, midiendo sus fuerzas para realizar acciones posibles y evitando la perplejidad que nace de meditar sobre finalidades absurdas.

viernes, 5 de julio de 2013

Cultura profetica


La natación como terapia

La natación es un deporte maravilloso, no solo porque ayuda a tonificar los músculos y 
mantener la forma, sino también porque sus propiedades terapéuticas son casi ilimitadas.
Tal es la percepción de la doctora Edna Jáuregui Ulloa, coordinadora de investigación del Departamento de Ciencias del Movimiento Humano, Educación, Deporte, Recreación y Danza, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (Mexico).
“Tiene mucho auge la prescripción de la natación como terapia, porque lleva de manera implícita el proceso de relajación: la persona requiere aprender a respirar, además de que el agua provoca descanso muscular.“Está comprobado que, dentro de las actividades físicas prescritas por los médicos para tratar el asma, está la natación, ya que, a pesar del esfuerzo que conlleva, disminuye la hiperreactividad a los alérgenos, gracias a la humedad, a la vez que ayuda a controlar la respiración”.Cuando existen lesiones musculares y fracturas, sobre todo de espalda, es una de las disciplinas más indicadas. En primera instancia, porque el cuerpo pesa menos en el agua, lo cual permite hacer ejercicios específicos para mejorar estas lesiones, algo que también ayuda en casos de artritis.También las rehabilitaciones psicomotrices son más fáciles de hacer en el agua, ya que su densidad provoca cierta compresión de los músculos y otorga un mayor control de movimientos, al tiempo que, obligadas a vencer la resistencia natural al líquido, las personas fortalecen su cuerpo En el aspecto de prevención, combate lesiones y evita el desgaste natural que representa estar parado, además de ser un importante agente contra los padecimientos de enfermedades crónico degenerativas.Jáuregui Ulloa admite que la práctica de este deporte plantea un conflicto: su alto costo; sin embargo, al considerar el beneficio que reporta, vale la pena hacer un sacrificio.“La rehabilitación efectuada fuera del agua, necesita meses o incluso años para dar resultados los que, por lo general solo llegan a un 50 por ciento. Con la natación, uno invierte semanas o meses, con mejoría de un 90 por ciento”. Advierte que la práctica de una disciplina como la natación, no tiene porqué adquirir la forma de rutina, pues basta con que sea practicada una vez por semana, para que el proceso de fortalecimiento, tonificación y relajación aparezca.“No debemos perder la oportunidad de hacer ejercicio, ya que de esa manera nos sentimos bien en los aspectos físico, mental y emocional”.

lunes, 1 de julio de 2013

INFIERNO DAN BROWN

Dan Brown, escritor del Código Da Vinci (2003), una de las novelas más leídas del mundo, ha regresado con una nueva aventura de Robert Langdon, el profesor universitario con reloj del ratón Mickey y chaqueta tweed que deberá, otra vez, ser partícipe de una carrera contra el tiempo. En juego están las vidas de millones depersonas.
Su nueva obra es 'Inferno' (Infierno en italiano) y tiene como eje La Divina Comedia, poema épico del siglo XIV en el cual Dante Alighieri, su autor, viaja por el infierno, purgatorio y paraíso en busca de Beatriz, su amada.
Langdon, en todas las novelas que protagoniza, emplea sus conocimientos de simbología para resolver enigmas. En 'Inferno' ocurre lo mismo. Detalles de Florencia, Venecia y Turquía relacionados a la obra de Dante son escrutados para que, como si fuera un rompecabezas, lleven a la resolución del misterio. De paso, el lector conoce detalles históricos y artísticos (los cuales hay que tomar con pinzas).
Quienes lean las historias sobre Robert Langdon verán temas comunes de un libro a otro, más allá de los misterios. Dos personajes comunes que muestra son el “tipo extraño”, que es un asesino sin piedad (Hassassin en Ángeles y DemoniosSilas en El Código Da VinciMal'akh en El Símbolo Perdido) al servicio de un jefe; y “la acompañante”, como lo fueron en su momento Vittoria VretaSophie Neveu y Katherine Solomon(en las novelas mencionadas líneas atrás). Con ellas, Langdon comparte un momento romántico al final.
En 'Inferno', Brown es consciente de estos tópicos y guía al lector por un desarrollo similar al de las anteriores novelas. Pero esto es una ilusión, pues el autor cambia en parte el rumbo de la historia. Brown quiso romper sus parámetros, pero el resultado final aún tiene el molde de hace una década. Además, la novela carece del suspenso de todas predecesoras, en especial Ángeles y Demonios.
El mayor aporte de Brown, que vende millones de libros a nivel mundial, es entonces recomendar la lectura del clásico de Dante Alighieri a un nivel que, posiblemente, nadie ha hecho antes.

DAR ES DAR

Hoy ya pasaron ocho dias de mi cumpleaños definitivamente jamás lo olvidaré porque fue diferente estuvo lleno de sentimientos, se juntó la a...